Cuando dicen que alguien es obsesivo con algo, solemos ver el lado negativo del asunto.
Inmediatamente nos imaginamos a alguien descontrolado con algo, alguien que se olvida del mundo, de lo que lo rodea, de los otros.
Cuando encuentras algo que te apasiona, te vas a la cama pensando en ese asunto, pensando en como mejorarlo, en como alcanzarlo, seguramente se te ocurrirán muchas ideas –algunas buenas, otras más locas- para que esta nueva pasión se vuelva realidad.
Cuando nos apasionamos con algo, empezamos a vivir en función de aquello, nos volvemos de alguna manera obsesivos.
La persona obsesiva tiene algunas características admirables, pero por encima de todas, hay dos que me llaman fuertemente la atención:
1.
Sacan el tiempo necesario para vivir su pasión
2.
Por encima de lo que crean los demás siguen adelante.
Una clave en este proceso: no desfallecer. Ser obsesivo en el tiempo con algo no es tarea sencilla, fácilmente un día dejamos de estudiar y cuando nos damos cuenta ha pasado un mes, y en menos de un año no hemos hecho nada nuevo con nuestra obsesión. Nuestras obsesiones requieren tiempo. Dediquémosle el tiempo necesario para que no mueran.
Pero ojo, ten cuidado, el equilibrio también es importante, no nos podemos olvidar de las personas que nos rodean, de aquellos que nos acompañan a diario, de aquellos quienes nos soportan en nuestros días difíciles.
A encontrar tus obsesiones, a dedicarles tiempo, sin desfallecer en el intento!