Muchos soñamos con tener más y
más cosas: una casa más grande, un carro más costoso, una nevera llena de
manjares, un armario repleto de ropa… estos ideales nos impulsan a trabajar con
dedicación y esmero. Y eso es bueno, es positivo.
Sin embargo no debemos olvidar
es que estos objetos no son más que objetos, un carro nunca dejará de ser un
carro, un reloj será siempre eso, un reloj. En algunos casos le damos a estos
objetos cierto poder especial, postergamos nuestra felicidad hasta el día en
que los tengamos en nuestro poder, y nos imaginamos que ese día nuestra vida dará
un giro radical, la vida se volverá más interesante y seremos más felices, todo
por poseer un objeto nuevo. Sin embargo, después que estos objetos llegan a
nuestro poder y nos acostumbramos a ellos, se vuelven parte del paisaje, y nos
damos cuenta que la vida sigue igual. Y este es el lado negativo.
Eso quiere decir que lo
externo no importa? Que lo externo no tiene valor y que lo verdaderamente
importante esta dentro de nosotros?
Lo interno y lo externo se
necesitan y se complementan y se necesitan mutuamente. No le puedes dar más
valor a uno de estos dos aspectos, debes cultivarlos paralelamente.
Tienes que cuidar tu cuerpo,
cultivar tu salud, tener buenos hábitos de alimentación y de higiene. Esto es verte bien para sentirte bien.
Tienes que cultivar tu
interior, tu intelecto, alimentar tu espíritu con cosas que importen, abandonar
aquellos pensamientos negativos que destruyen y te roban energía. Esto es sentirte bien para verte bien.
No se cual de los dos va
primero, lo que si sé, es que los dos aspectos son claves para nuestro
desarrollo integral. El ser es uno solo, indivisible, recuérdalo siempre.