En
algunas ocasiones, más que personas, somos etiquetas ambulantes. Es normal que
las personas nos pongan etiquetas, así como nosotros etiquetamos a los demás.
Por ejemplo, es común encontrar en la Universidad al estudioso o al vago o al perezoso.
En algunas ocasiones estas etiquetas son graciosas, pero en otras pueden llegar
a incomodar o a afectar social o emocionalmente a cualquiera. Difícil
situación. Estas etiquetas se pegan a la piel, y con el tiempo, son como
tatuajes, no te los puedes quitar por más que quieras.
Algunas
veces conocemos las etiquetas que nos han puesto nuestros compañeros (apodos), pero en otros casos –la mayoría- las ignoramos.
Pueden
estas etiquetas afectarnos realmente? Las respuestas pueden ser variadas, pero
de lo que si estoy seguro, es que lo mejor para nosotros sería que nos
etiquetaran con el titulo que nos gustaría tener.
Cuando
otras personas interactúan con nosotros, empiezan a conocernos y a hacerse una
idea de nosotros, y nos empiezan a rotular. En los siguientes parrafos doy una propuesta de como construir la imagen adecuada.
Que
imagen quiero que los demás tengan de mi?
Si
no sé que imagen quiero proyectar, el resultado puede ser cualquiera. Piensa en
que imagen te gustaría proyectar y constrúyela en tu mente, recuérdala
constantemente y asegúrate de ser coherente.
Como
actuaría mi imagen deseada en esta situación?
Empieza
a dejarte llevar por la imagen que quieres dar, empieza a jugar ese papel
convencido que ya lo eres.
Si
quieres dar la imagen de profesional exitoso actúa como un profesional exitoso,
ponte la camiseta adecuada en cada situación, incluso viste como un profesional
exitoso, siente el éxito en tus venas de manera que lo proyectes en tus
actuaciones.
Se
trata de proyectar algo que no soy?
No,
lo que propongo es proyectar esa imagen mental de nosotros mismo haciendo lo
que nos gusta, lo que nos apasiona. Solo tu sabes cuales son tus metas y solo
tu las puedes alcanzar, por esto, debes actuar conforme a tus metas.