Procastinar significa
dejar las cosas que debemos hacer ya para después. Y aunque todos procastinamos
alguna vez, es una practica que atenta contra nuestra productividad y buen
nombre.
Una persona que
procastina aplaza sus deberes permanentemente, por diferentes razones: por
inseguridad, por no tener tiempo suficiente, por miedo, por pereza, por incapacidad,
o porque sencillamente no lo quiere hacer en ese momento. Y aunque todas las razones
sean validas, no podemos negar que puede llegar a ser un gran obstáculo para
alcanzar nuestros objetivos.
Hay mil formas de
combatirla: dividir los grandes proyectos en pequeñas tareas, organizar nuestra
agenda para que el tiempo nos alcance para hacer lo que nos proponemos, pedir
ayuda cuando no sabemos como hacer las cosas, entre otras; sin embargo,
cualquier remedio contra esta mala practica es insuficiente si no eres
consciente de que actuar solo depende de ti, por eso, si tienes la suficiente voluntad
de no dejar las cosas para después, estarás progresando como persona y
creciendo como profesional.