Cada instante que pasa intercambiamos
información con nuestro entorno: nuestros sentidos son los canales de recepción,
nuestro cerebro es la central que procesa los datos y es el encargado de
decidir como responderemos a nivel consciente e inconsciente, y por último, las acciones que ejecutamos son
la manera en que respondemos.
Un sencillo ejemplo. Input: Tenemos mucho
trabajo por hacer, nuestro jefe nos asigna gran cantidad de tareas y el tiempo
no nos alcanza.
Procesamiento: lo que sucede dentro de
nosotros a nivel consciente e inconsciente es:
-A nivel emocional:
sensación de incapacidad, impaciencia, cansancio, desgaste, desespero,
dificultad para concentrarse y mal sueño.
-A nivel físico: agitación,
nerviosismo, incapacidad para concentrarse, tensión, dolor de cabeza, falta de
aire, corazón agitado, músculos tensos.
Reacción: algunas personas podrán sentirse
retadas y serán capaces de cumplir con todo lo solicitado, otras de pronto
prefieren renunciar y dejar de luchar.
Ya que los procesos mentales que suceden dentro de nosotros se basan en nuestras
propias interpretaciones de la realidad, es normal que dos
individuos reaccionen diferente ante un mismo estimulo.
Y, teniendo en
cuenta que cada estimulo que recibimos genera una reacción dentro de nosotros (adecuada
o inadecuada, voluntaria o involuntaria), debemos aprender a responder con
acciones adecuadas y voluntarias.
Estas respuestas solo se logra cuando nos
conocemos a nosotros mismos y sabemos que nos molesta, que nos disgusta, que
nos hace reaccionar mal, que nos causa ira y mal genio, porque solo así podremos
controlarnos y empezar a cambiar. El cambio siempre empieza desde dentro de
nosotros, no desde fuera.