6 de marzo de 2014

Para controlarte tienes que conocerte.


Cada instante que pasa intercambiamos información con nuestro entorno: nuestros sentidos son los canales de recepción, nuestro cerebro es la central que procesa los datos y es el encargado de decidir como responderemos a nivel consciente e inconsciente,  y por último, las acciones que ejecutamos son la manera en que respondemos.

Un sencillo ejemplo. Input: Tenemos mucho trabajo por hacer, nuestro jefe nos asigna gran cantidad de tareas y el tiempo no nos alcanza.
Procesamiento: lo que sucede dentro de nosotros a nivel consciente e inconsciente es:
-A nivel emocional: sensación de incapacidad, impaciencia, cansancio, desgaste, desespero, dificultad para concentrarse y mal sueño.
-A nivel físico: agitación, nerviosismo, incapacidad para concentrarse, tensión, dolor de cabeza, falta de aire, corazón agitado, músculos tensos.
Reacción: algunas personas podrán sentirse retadas y serán capaces de cumplir con todo lo solicitado, otras de pronto prefieren renunciar y dejar de luchar.

Ya que los procesos mentales que suceden dentro de nosotros se basan en nuestras propias interpretaciones de la realidad, es normal que dos individuos reaccionen diferente ante un mismo estimulo.

Y, teniendo en cuenta que cada estimulo que recibimos genera una reacción dentro de nosotros (adecuada o inadecuada, voluntaria o involuntaria), debemos aprender a responder con acciones adecuadas y voluntarias.

Estas respuestas solo se logra cuando nos conocemos a nosotros mismos y sabemos que nos molesta, que nos disgusta, que nos hace reaccionar mal, que nos causa ira y mal genio, porque solo así podremos controlarnos y empezar a cambiar. El cambio siempre empieza desde dentro de nosotros, no desde fuera.