Seamos sinceros, a nadie en sus cabales le gusta ser criticado. Al contrario, todos necesitamos aceptación para sentirnos bien, especialmente de aquellos a quienes queremos y respetamos.
Si tuviéramos la oportunidad de mirar la vida privada de aquellas personas que nos hacen la vida imposible, encontraríamos que ellos también necesitan sentirse aceptados.
Lo triste de este asunto es que no siempre somos aceptados por las personas que son importantes para nosotros, ya que para ellos de pronto somos irrelevantes, y cuando nos juzgan, sentimos que tenemos al frente nuestro a un justiciero (por que nos hacen sentir que obramos mal y merecemos ser castigados) o a un juez (porque le damos al otro el poder de calificar nuestras conductas y actuaciones).
Para hacer frente a las criticas tenemos entonces dos caminos:
-El primero, tratar de agradar a los demás, entendiendo que es lo importante para ellos y abandonando un poco mi identidad.
-En el otro camino debo entender el punto de vista del otro, entender y agradecer las criticas y tener el valor de cambiar en lo que creo debo cambiar o en abandonar aquellas cosas con las que no estamos de acuerdo.
Al final, sin importar el camino que tomes, busca la paz de tu mente y de tu corazón.