Mi vida se desarrolla
en torno a mis creencias; estas se empezaron a formar desde el día en que nací,
y han cambiado y evolucionado y desarrollado sin que me de cuenta, y han sido influenciadas
por quienes he conocido, por todo lo que he visto y vivido a diario.
La publicidad y el
mercadeo tratan de orientar nuestras creencias hacia el consumo o compra de
productos en particular, haciéndonos creer que seremos mejores si consumimos
tal o cual producto.
Hay algunas
creencias que son más profundas que otras, y hay algunas que estoy dispuesto a
negociar y hay otras que no estoy dispuesto a cambiar.
Se que no hay
creencias mejores que otras, simplemente hacen parte de mi, y debo aceptar que
mis creencias son diferentes a las de los demás, al igual que soy diferente de
todos los que me rodean; soy diferentes y mis creencias hacen parte importante de
esta diferencia.
Mis creencias han
marcado el rumbo de mi vida ya que siempre he actuado basándome
en mis creencias; es por esto que parte importante de mi éxito –y también de
mis fracasos– se lo debo a mis creencias.
Siendo esto así, para
lograr mis objetivos debo creer que:
- Soy capaz de
alcanzar cualquier meta, siempre y cuando pongas todo mi empeño.
- Las personas que
amo siempre hacen su mejor papel, y nunca actúan de mala fe o por hacerme
sentir mal.
- No puedo controlar
todas las situaciones que pasan a mi alrededor, pero si puedo usar estos hechos
para crecer como persona.
- El futuro será
mejor si actúo desde hoy.