Kavafis, poeta
griego, escribió hace más o menos 150 años una bella poesía, en la que nos
invita a disfrutar el viaje tanto como el destino.
"Cuando emprendas tu
viaje hacia Ítaca debes rogar que el
viaje sea largo, lleno de peripecias,
lleno de experiencias.
No has de temer ni a
los lestrigones ni a los cíclopes, ni la cólera del
airado Poseidón. Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta si tu pensamiento es
elevado, si una exquisita emoción penetra en
tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes y el feroz Poseidón no podrán encontrarte si tú no los llevas ya dentro, en tu alma, si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el
viaje sea largo, que sean muchos los
días de verano; que te vean arribar
con gozo, alegremente, a puertos que tú
antes ignorabas.
Que puedas detenerte
en los mercados de Fenicia, y comprar unas
bellas mercancías: madreperlas, coral,
ébano, y ámbar, y perfumes
placenteros de mil clases.
Acude a muchas
ciudades del Egipto para aprender, y
aprender de quienes saben.
Conserva siempre en
tu alma la idea de Ítaca: llegar allí, he aquí
tu destino.
Mas no hagas con
prisas tu camino; mejor será que
dure muchos años, y que llegues, ya
viejo, a la pequeña isla, rico de cuanto
habrás ganado en el camino.
No has de esperar
que Ítaca te enriquezca: Ítaca te ha
concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás
habrías partido; mas no tiene otra
cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras
pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan
viejo, con tanta experiencia, sin duda sabrás ya
qué significan las Ítacas."
Ítaca es una pequeña
isla griega, legendaria por ser la patria de Ulises, el protagonista de la
Odisea de Homero.