Lo confieso: no
soy el más trabajador. Aunque en algunas ocasiones mi trabajo es –y ha sido-
fuente de satisfacción preferiría no tener que hacerlo. Esto no es fácil de
decir, ya que estamos en medio de una cultura que premia a los que trabajan
muchas horas al día y se quejan constantemente de la gran cantidad de trabajo
que hacen.
También debo
confesar que, tal vez, si tuviera todo mi tiempo libre, terminaría inventándome
un trabajo, solo por estar ocupado. Y he notado con preocupación que algunas
personas que se pensionan preferirían seguir trabajando, solo por estar
ocupados y rodeados de otros y por mil cosas más.
Cuando tenemos el
trabajo nos quejamos de que tenemos que hacerlo y cuando no lo tenemos lo
extrañamos un montón, que raros somos!
Esto me lleva a tres
asuntos:
-Debo decidir
desde ya en que invertiré el resto del tiempo si lo tuviera disponible. Por
esto, debo cultivar desde ya tres pasatiempos (mínimo) que yo disfrute y que me
llenen de alegría, gozo y relaciones
sociales. Solo tenia uno, hice una
lluvia de ideas de los asuntos que me interesaban y ahora debo elegir entre
siete (esto es un problema feliz!) Estoy seguro que estas actividades serán
importantes en muchos pasajes por venir en mi vida.
-Algunas personas
trabajan por gusto, y otras, como yo, lo hacen por dinero y reconocimiento.
Esto me lleva a que debo administrar bien el dinero y mis relaciones para poder
estar tranquilo en cualquier momento difícil que se presente, debo ser medido en mis deudas.
-He escuchado a
muchas personas decir que debemos trabajar en lo que nos gusta. Teniendo en
cuenta que mi mente crea realidades, y sabiendo que una mentira dicha mil veces
se convierte en realidad, debo repetirme que me gusta mi trabajo, y así lo
terminare queriendo al menos un poco. Desde hoy estoy decidido a que me
guste lo que tengo que hacer, y no al contrario.